LUCENA.- Virgen de Araceli

ARCHICOFRADÍA NTRA. SRA. VIRGEN DE ARACELI

-LUCENA-

En el centro de Andalucía, sobre la más alta colina de la Sierra de Aras, entre un mar de olivos que se pierden en el horizonte, se alza el trono de la Virgen de Araceli, patrona de Lucena y del campo andaluz, cuya luz alumbra como una vela en la noche a todos los devotos que bajo su manto se recogen.

La Devoción que Vino de Roma

Cuentan las crónicas antiguas que hubo un marqués, señor de Lucena, que hacia mediados del siglo XVI estuvo de visita diplomática en la ciudad de las siete colinas. Estando allí tuvo ocasión de conocer la basílica de Santa María «in Ara Coeli», dentro de la cual se veneraba un icono bizantino de vocación homónima, que se atribuye al evangelista San Lucas, y que quedó prendado de su belleza. Tanto fue así que decidió regresar a sus tierras con una imagen de la advocación mariana con él.

Partió del romano puerto de Civitavecchia en demanda de Alicante donde llegó el cuarto mes de 1562. Días después, cerca ya de Lucena, una feroz tormenta disolvió la comitiva que lo acompañaba, perdiéndose el caballo que portaba la imagen de la Virgen. En aquel lugar hoy da testimonio una cruz de piedra. Con la llegada de la calma pudieron encontrar el caballo recostado y con la adorada imagen. Estaba pastando donde hoy un trío de cruces, similares a las del monte Gólgota, se levantan impetuosas y saludan al peregrino.

Quisieron ver los vecinos de la comarca una señal de la Virgen. Por lo que construyeron allí mismo una pequeña ermita. Años más tarde, la gran afluencia de peregrinos atraídos por la devoción mariana, hizo necesario ampliar las dependencias. Fue entonces cuando se decidió reformar una atalaya militar que gobernaba la Sierra de Aras, en otro tiempo frontera con el Reino de Granada. En 1603 se terminó la obra y desde entonces la Virgen de Araceli, Altar del Cielo, extiende su manto protector sobre los campos de Andalucía, con especial predilección por el pueblo que la vio llegar, Lucena.

La Casa de la Madre de Dios

En el centro neurálgico de Andalucía se alza la que es la segunda casa de la Virgen de Araceli desde que llegó a España. El camino que conduce a la ermita serpentea entre olivares y riscos hasta lo más alto de la Sierra de Aras. Allí la hospedería y el templo se ligan constituyendo un complejo dedicado a la advocación mariana y a atender a los muchos peregrinos que cada día suben a rezar a la patrona.

Tres arcos dan acceso a la iglesia que conforma un trío de bóvedas de las que penden insignes doctores eclesiásticos y devotos marianos. La vista no tarda en percatarse de la magnífica verja que distingue al presbiterio del resto de la estancia. Tras ella un retablo elaborado en madera tallada, posteriormente dorado y policromado. En el centro, enmarcado con columnas salomónicas, el camarín decorado con velas y flores guarda celoso la imagen de María en su advocación de Araceli.

Este 2013 se cumplen 450 años de la devoción mariana a la Virgen de Araceli en Lucena. Actos que están organizados y patrocinados por la Archicofradía de María Santísima de Araceli. Una congregación que ha ligado la historia de una comarca a la de su patrona. Dando lugar a la constitución de varias hermandades filiales y homónimas, en: Córdoba, Écija, Málaga, Sevilla, Almería, Madrid, Castellón y la más lejana en Tarragona. Hasta allí llevaron los emigrantes andaluces la devoción por la Virgen María que como cada primer domingo de mayo se vive con fervor en Lucena.

Por Velas Ridaura | Juan Pedro D.A. (Teólogo)