ARCHIDONA.- Hermandad Ntra. Sra. de la Soledad

Publicado el 28/09/2013

  • ARCHIDONA.- Hermandad Ntra. Sra. de la Soledad

 

 

 

Historia de Nuestras Hermandades

 

 

HERMANDAD DE LA SOLEDAD

-ARCHIDONA-

 

 Hermandad de la Soledad de Archidona

 

A la altura de los ojos, catorce velas de cera virgen de abeja crepitan mientras alumbran cada uno de los costados del trono. Más arriba, cuatro cirios de color rojo pasión custodian las esquinas. Y dentro de una urna de cristal, enmarcada con laboriosa madera tallada, descansa yacente el cuerpo de quien vino a salvar al mundo. Es el trono de Nuestro Señor en el Santo Sepulcro, que se prepara para salir como cada Viernes Santo por las calles de Archidona. Tras él, el trono de Nuestra Señora de la Soledad sigue la estela de lucecitas que franquean el camino.


Cinco siglos de Semana Santa

 

En Archidona la Semana Santa no se entiende sin la Hermandad de la Soledad, la más antigua de la ciudad. Su presencia en Archidona data de cinco siglos atrás. En el testamento de un devoto vecino, fechado en el octavo día del mes de septiembre de 1513, se pide a los hermanos de la Cofradía de Nuestra Señora Madre de Dios que tengan a bien acompañar su cuerpo durante el entierro. De unos años antes, 1507, es la bula firmada por el papa Julio II. Este documento autorizaba la unión de tres cofradías de Archidona: Madre de Dios, Soledad de Nuestra Señora y Ánimas del Purgatorio, en una sola entidad, constituyendo la Hermandad de la Soledad, tal como hoy se la conoce.

 

Desde entonces, la Hermandad de la Soledad de Archidona ha evolucionado mucho. Tras la fusión de las cofradías, coincidiendo con las sesiones del Concilio de Trento, fue adquiriendo imágenes para mayor devoción de los fieles. El imaginero Diego de Vega fue el escogido por el cabildo para que tallara la actual imagen de la Nuestra Señora de la Soledad. Una cruz, tres parihuelas, una custodia y un sepulcro, completaban el encargo, por el que se pagó 32 ducados. Años después adquirieron una capilla en el templo parroquial de Santa Ana, donde a día de hoy siguen venerando a sus titulares. Esto permitió acrecentar el patrimonio con más imágenes, como la de Nuestro Señor de la Columna, Nuestra Señora Madre de Dios y Nuestra Señora de la Candelaria.

 

Uno de los acontecimientos más importantes protagonizados por la Hermandad, al que habrá que sumar la actual celebración de su quinto centenario, fue la procesión extraordinaria de finales del siglo XVII. Corría el año 1693 cuando los archidoneses y autoridades eclesiásticas atribuyeron a la talla de Jesús de la Columna un extraordinario milagro, puesto que se dio por cierto que la talla había sudado.

 

Cuatro décadas después, en 1736, la Hermandad se hizo con el que hoy en día es el trono más antiguo que sale en procesión en la provincia de Málaga, el del Santo Sepulcro.


Tradición y devoción

 

Antes del tiempo de la Cuaresma, a primeros de febrero, tiene lugar la Fiesta de la Candelaria. Desde 1598 existen referencias de la devoción a esta advocación de María. Una imagen de talla completa que porta en su mano derecha al Salvador, mientras con la izquierda pretende alumbrar el mundo con una sencilla vela.

 

Actualmente la Candelaria no sale en procesión. Ni tan siquiera se le hace la novena. Sin embargo, la hermandad ha recuperado la celebración en la víspera de la festividad, rescatando los signos tradicionales: pichones, tarta real y candelas.

 

En la sobriedad del Viernes Santo, el día grande de la hermandad, una cruz se yergue solitaria junto al presbiterio. Nuestro Señor espera crucificado a ser trasladado al sepulcro. El silencio se rompe con el Sermón del Descendimiento de Cristo de la Cruz. Una tradición del siglo XVI recientemente recuperada por la cofradía. Durante la representación, el cuerpo sin vida del Salvador del mundo se desclava del Madero y se le da sepultura en su trono, tras lo cual comienza la solemne procesión.

 

Un mar de velas antecede a la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que se deja acompañar por las Damas del Santo Sepulcro. Esta tradición data de mediados del siglo XX. Un nutrido grupo de mujeres vestidas con mantillas negras participan en la procesión, junto a nazarenos y penitentes.

 

La Hermandad de la Soledad de Archidona es un valioso ejemplo de como una institución antiquísima puede revivir la tradición de manera digna y traerla a nuestros días fomentando la participación de los hermanos y la auténtica devoción.


Por Velas Ridaura | Juan Pedro D. (Teólogo)

 

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