Técnicas de Oración con Velas

Técnicas de oración a la luz de las velas

La oración es inherente al cristiano. Es un barniz que le da calidez a la vida de las personas, que las marca con la señal indiscutible de quien se sabe hijo de Dios. La oración es el encuentro con el Padre, siempre con los brazos abiertos dispuesto a acogernos en su regazo, sea cual sea la falta cometida. La oración es diálogo, escucha y mirada donde el cristiano encuentra la compasión de Dios y el aliento que le impulsa a continuar el camino. La oración es el sustento del alma, el alivio de los momentos difíciles, la armonía del ser. Por eso desde Velas Ridaura proponemos técnicas de oración en las que las velas tienen mucho que aportar.

Las velas en la vida cristiana

Las velas que adornan los palios y dan luz a las imágenes de nuestro Salvador y a su querida Madre también ayudan a encontrar a Dios. Las velas tienen un importante papel en la vida cristiana. Ya lo veíamos hace algunas semanas cuando comentamos la historia de las velas para altar y su valor en la Eucaristía, vínculo con el Maestro Jesús.

Las velas de cera de abeja están cargadas de simbolismo. La cera de la abeja, pura, blanca, representa a la carne del Cristo. Dios hecho hombre a la que María da a luz. El interior de la vela, la mecha, viene a simbolizar al alma de quien dio la vida por nosotros y nuestra salvación. Un alma que se consume durante la Eucaristía, por eso dos velas alumbran la Mesa del Sacrificio durante el ritual eucarístico de la misa. Porque se debe consumir el cuerpo de Jesús y entregar su vida para alumbrar el camino hacia el Padre, como una vela se consume alumbrando cuanto la rodea. Y finalmente la llama de la vela representa la divinidad de Jesús. Una persona del misterio trinitario que siendo hombre también es Dios.

Orar con las velas

El encuentro con Dios en la oración se puede dividir entre cuatro partes, cuatro fases en las que el diálogo está muy presente. Y su presencia se contextualiza en la llama de una vela.

Jesús nos dejó dicho:

“[…] cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6, 6)

Jesús nos deja el deber de orar. Pero también nos da el modo de hacerlo. Una oración en soledad, con la única presencia de Dios representada en una vela, la llama símbolo de la divinidad.

En la oración hay que ordenar el tiempo: primero mirar. La llama de una vela, un crucifijo… contemplar a Dios. Después, escuchar. Es Dios quien habla primero, el que da la lección de vida, y para ello el Evangelio es la fuente de la verdad, la luz de la Fe. Hay que dejar hablar a Dios, leer el pasaje diario del Evangelio, Él sabe llegar al corazón de los hombres con unas pocas palabras. El tercer tiempo es el dedicado al diálogo: exponerle al Padre los anhelos, las peticiones, los problemas… Dejar que hable el corazón rebosando por la boca. Y en último lugar hay que alabar a Dios. Es indispensable en la vida del cristiano dar gracias a Dios por todo cuanto nos da. Porque Él siempre está presente y es digno de alabanza.

Así que cuando vayas a orar: busca la soledad, enciende una vela y háblale a tu Padre que ve en lo escondido.